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Acacia

Acacia

 

También conocida como mimosa (castellano), acàcia (catalán), akazia (euskera) y acacia (gallego). Pertenece a un género de plantas de la familia de leguminosas, extendidas por zonas áridas y semiáridas del planeta.

Conoce la acacia

Son árboles de crecimiento vegetativo rápido, presentando una buena copa, ideal para dar sombra cuando es requerida. Presentan espinas que pueden ser muy desarrolladas en algunas especies y producen unas hermosas flores de características muy peculiares. Se destacan, principalmente, sus usos como plantas para seto.

Detalles de la acacia

Las características de las acacias varían de acuerdo a cada especie. El género contiene alrededor de 3000 especies descritas, no obstante, solo poco más de 1000 son aceptadas por los botánicos como verdaderas especies. La mayoría son árboles de poco tamaño, e incluso arbustos, con 10 metros de longitud máxima para la mayoría de las especies. Sin embargo, la acacia dealbata puede sobrepasar los 30 metros, siendo una de las especies cultivadas más grandes.

En general, son de rápido crecimiento, en algunas especies alcanzando los 50 cm en un solo año. Poseen ramas alternas normalmente espinosas con hojas agrupadas en foliolos, normalmente pequeñas y de coloraciones verdosas. Las inflorescencias pueden ser unisexuales o hermafroditas, y estas posteriormente dan lugar a frutos secos, con apariencia de pequeñas vainas que contienen varias semillas oscuras.

Sobre su ecología

Las múltiples especies de acacias son nativas de zonas áridas y semiáridas del mundo, teniendo mayor predilección por el continente africano y Australia, lugares donde forman parte de la flor típica de la región. Particularmente, en Oceanía es donde se encuentra la mayor diversidad de especies. Algunas también son nativas del continente americano, y otras pocas en Asia oriental, pudiendo crecer sin problemas en clima mediterráneo.

Las acacias son plantas resistentes, normalmente con adaptaciones que le permiten resistir las sequias estacionales y de un rápido crecimiento, por ende, pueden poblar rápidamente una zona en particular.

Su reproducción es por semillas, donde al cabo de poco tiempo germinan produciendo un nuevo ejemplar. Además, estas plantas son de un follaje variable y, dependiendo de la especie y la zona donde habiten, pueden ser de hojas perennes o caducas. Normalmente, son de hojas perennes las especies cultivadas, y aquellas que prefieren extensiones de tierra con humedad constante en todo el año. Ahora bien, aquellos cultivares que deben adaptarse a zonas de poca humedad, pierden las hojas durante la sequía.

Otra característica que les permite sobrevivir en ambientes xerófilos, es su complejo sistema de raíces que penetran en el suelo. Debido a la abundancia de las mismas, las acacias no se deben de plantar cerca de otras plantas, ni mucho menos cerca de construcciones o tuberías, esto es con el fin de evitar averías y roturas.

La mayoría de las acacias al ser de climas cálidos no suelen tolerar bien el frío, no obstante, algunas como la acacia longifolia pueden soportar temperaturas de -8°C, siendo estas muy adecuadas para el clima mediterráneo.

Situación geológica de la mimosa

Situación geológica de la mimosa

Situación geológica de la mimosa

 

Las mimosas son nativas de muchas partes del mundo, principalmente Australia y África. Y aunque las distintas especies de Acacia no son nativas de España, se pueden cultivar en zonas al sur, de clima cálido, o en la zona occidental cercana a Portugal.

Por otra parte, estas plantas son resistentes y normalmente no requieren de podas. Pueden crecer en todo tipo de suelos, incluso en los más duros, secos y arcillosos; sin embargo, algunas acacias prefieren zonas más húmedas que otras.

Datos curiosos de la mimosa

Además de las espinas que muchas poseen, algunas especies al ser comidas por un animal, emiten una señal química que las hacen desprender sustancias venenosas. Estas señales pueden ser captadas por otras acacias que igualmente empezarán a desprender toxinas, esto es con el fin de evitar ser comidas por los herbívoros. Resulta oportuno señalar que, no todas las acacias pueden desprender dichas sustancias, por ende, se debe seleccionar bien la especie a cultivar para así evitar posibles intoxicaciones en mascotas.

Es interesante mencionar que, en sus zonas de origen las especies más altas suelen ser alimento de jirafas, las cuales ejercen presión en los árboles “podándolas”, lo que les da una característica copa en forma de paraguas.

Finalmente, aparte de sus usos ornamentales, las acacias pueden usarse medicinalmente en infusiones de sus hojas y flores, las cuales en medicina tradicional se aplican para tratar casos de anemia y problemas gástricos.

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