Cyclamen persicum

Cyclamen persicum

Su nombre científico es “Cyclamen persicum”, pero su nombre común es “Ciclamen” o “Violetas de Persia”, y es una planta de exteriores perteneciente a la familia de las primuláceas. Resulta ser una planta que no se queda atrás con respecto a otras especies florales gracias a sus hermosas y peculiares flores que pueden recordar a algunas orquídeas.

Dichas flores son de color rosado, blanco, rojas, moradas o bien con patrones y diseños o manchas. Se le considera una de las plantas de floración invernal más populares de Europa debido a su gran resistencia, vigor y colores variados; igualmente, no solo las flores poseen un gran valor ornamental, también sus hojas gracias a que son grandes y tienen un diseño en patrones claros y amarillos.

Detalles del Cyclamen persicum

Detalles del Cyclamen persicum

Detalles del Cyclamen persicum

 

Esta planta se caracteriza por ser perenne y de escaso porte, midiendo en promedio un máximo de 40 centímetros, aunque lo usual es que podamos encontrarla en torno a los 25 centímetros. Los peciolos de sus hojas son de color morado al igual que los tallos que sostienen las flores.

Su follaje es de color verde oscuro con marcas claras y blancas; esto le otorga un gran valor ornamental al verse de manera colorida y vistosa. Estas hojas son grandes y con forma de corazón, midiendo unos 15 centímetros de largo aproximadamente.

Respecto a sus flores, estas son terminales creciendo al final de largos tallos morados, al abrirse tienen una forma peculiar que las permite identificar fácilmente. Sus pétalos son de color claro usualmente lilas, morados, rosados o fucsias, fragantes. Y tras ser polinizadas, generan un único fruto por flor, que es una cápsula que tarda varios meses en madurar; tras completar su desarrollo se abre dejando salir las semillas.

Cuidados del Cyclamen persicum

Cuidados del Cyclamen persicum

Cuidados del Cyclamen persicum

 

Estas espectaculares plantas nos han encantado desde siempre gracias a sus peculiares inflorescencias que pueden recordar superficialmente a las orquídeas; sin embargo, presenta requerimientos especiales muy característicos por lo que habrá que prestarles especial atención a nuestros ejemplares para disfrutar de sus flores. Es por eso que conviene seguir con los siguientes cuidados:

  • Los cuidados de esta planta son muy diferentes dependiendo de si queremos plantarla en interiores o exteriores. Para interiores requiere de una buena exposición solar, y deberemos situarla de preferencia cerca de una ventana. En contraparte, en exteriores se adapta bien a los cambios lumínicos, aunque de preferencia debe estar a pleno sol o semisombra en lugares más cálidos.
  • Requiere de buenos riegos en exteriores, pero en interiores consideramos no regarla demasiado; eso sí, cuidando de no dejar secar la tierra o de encharcar o la perjudicaremos.
  • Es más demandante en fertilizantes al estar en exteriores puesto que su metabolismo es más rápido, sin embargo en ambas opciones se recomienda abonarla una vez al mes.
  • Prefiere aquellos climas fríos sobre los cálidos, de hecho, en su ciclo vital se detiene en el verano, brotando nuevamente con la bajada de las temperaturas en el otoño. Su temporada de floración abarca el otoño hasta mediados de primavera.
  • Aunque sobrevive en interiores, no es recomendable tenerla todo el año en tal ambiente, por lo que recomendamos sacar la maceta al aire libre a fin de permitir que la planta se recupere.
  • Uno de los puntos a su favor es que no requiere de poda, ya que la misma planta rebrota fácilmente y tiene un porte escaso.

Usos y curiosidades del Cyclamen persicum

Además de ser ornamental, a estas plantas se las han empleado para multitud de cosas como, por ejemplo, en homeopatía donde se usa como laxante y como coadyuvante en el tratamiento de enfermedades intestinales como parasitosis.

Por otra parte, las flores de violetas de Persia presentan una extrema simbología ya que por un lado representan los sentimientos puros y sinceros por una persona; mientras que por otro lado se le considera como la flor sagrada del amor en Japón, siendo obsequiada frecuentemente a las personas especiales.

Ya para culminar, cabe acotar que, aunque irónicamente su nombre científico y común alude que es nativa de Persia, la verdad es que no es así, ya que es nativa verdaderamente desde el oeste de Turquía hasta Jordania, su cultivo se extendió rápidamente por el continente europeo desde hace años, plantándose habitualmente en monasterios y construcciones especiales.