Lila común

Lila común

Su nombre científico es Syringa vulgaris, y hace parte de la familia de las oleáceas, por lo que increíblemente está emparentada con los olivos. Es una hermosa planta con flores de color purpura claro, que irónicamente le otorga el nombre al color. Asimismo, sus inflorescencias en forma de racimos, son altamente apreciadas, por lo que se cultiva en muchos jardines para aportar un toque colorido.

Es nativa del sudeste europeo, en los Balcanes, donde se le puede ver creciendo naturalmente en bordes y laderas rocosas. Por otro lado, su buena resistencia a estos sustratos, lo hace ideal como planta ornamental en zonas donde otras plantas no pueden prosperar. Tal resistencia a los suelos rocosos, les ha conferido el significado a sus flores; por ende, son usualmente asociadas con la dureza y el carácter fuerte, pero sin dejar de lado la parte colorida.

Detalles de la Lila común

Detalles de la Lila común

Detalles de la Lila común

 

Primeramente, debemos conocer que el lilo es un arbusto grande o arbolillo pequeño; generalmente muy longevo. El tamaño del mismo suele rondar los 6 hasta los 7 metros de altura y es de hoja caduca. Tiene una corteza grisácea o algo marrón que es lisa en los ejemplares y ramas jóvenes, pero que se vuelve agrietada al envejecer. Presenta hojas simples de 4 a 12 centímetros de largo y hasta 8 centímetros de ancho. Estas hojas son de color verde claro, y tienen los foliolos con nervaduras; usualmente en número de 2 a 3 foliolos por hoja en posición opuesta.

Sus espectaculares flores tienen la base en forma de tubo, con una corola de hasta 10 milímetros de largo. El color de los pétalos va en tonalidades de lila a color malva, aunque existen también variedades que aportan flores de color blanco. Estas crecen en racimos o panículas densas en la parte terminal de los tallos, con un tamaño en total de 8 hasta los 20 centímetros de largo.

Finalmente, tras ser polinizadas, se producen los frutos, los cuales son cápsulas secas que tienen unos 2 centímetros de largo. Y, luego de madurar, la capsula se abre liberando dos semillas aladas a fin de que el viento las disperse.

Propagación de la Lila común

El principal método empleado para propagar la Lila común, es mediante el replante de las plántulas o hijuelos que la misma planta genera junto a sus raíces. Tiene la ventaja de que la nueva planta pueda tener las mismas características que la ejemplar madre. Este es el método más usado y brinda excelentes resultados.

También es posible realizar injertos de sus yemas en una planta de patrón. Naturalmente, estas plantas se propagan mediante sus semillas, pero es poco usado en los cultivos porque tardan considerablemente más tiempo en crecer que por la separación de los hijuelos de la planta.

Propiedades de la Lila común

Aparte de estar presente como planta ornamental, debemos conocer que las plantas de lila pueden usarse en aromaterapias, y, principalmente, como un ligero laxante ya que facilita la digestión. Es muy consumida la corteza en zonas rurales para este fin.

También es un excelente analgésico y antifebril; la decocción de las hojas es ingerida para este fin. Por último, la infusión de las hojas y flores de la lila se consume ampliamente como té, teniendo excelentes propiedades desinfectantes por lo que es usada normalmente para curar afecciones de la garganta.

Cuidados de la Lila común

Cuidados de la Lila común

Cuidados de la Lila común

 

Aunque las lilas son plantas de escasos cuidados, si queremos que nuestros ejemplares estén óptimos, hay que cumplir con una serie de condiciones:

  • En primer lugar, destacamos que las lilas requieren de una buena exposición solar para crecer correctamente; por ende, debemos asegurarnos de plantarla donde reciba un sol generoso.
  • Toleran muy bien los suelos arenosos y los rocosos. Por eso son plantas adecuadas para jardines en zonas difíciles para otras plantas; sin embargo, los suelos muy ácidos le perjudican enormemente.
  • El riego debe ser moderado. Lo ideal sería no dejar que la tierra se seque, pero nunca debemos encharcar la tierra, con el fin de evitar posibles complicaciones.
  • Debemos fertilizar el suelo una vez al año con abonos muy ricos en nitrógeno, a fin de garantizarle los recursos necesarios para una extensa floración,
  • Las podas podemos hacerlas en función de darle forma al ejemplar, pero también es útil podar las ramas dobladas o dañadas. La mejor época para hacerlo es en el invierno.