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Quercus faginea

Quercus faginea

También conocido como quejigo, roble carrasqueño, rebollo (castellano), reboll, roure de fulla petita (catalán), erkametza (euskera) y caxigo (gallego). Es una de las especies más emblemáticas de robles europeos, caracterizado por su porte arbóreo, rusticidad y múltiples usos para el ser humano.

Conoce al quercus faginea

Es un árbol muy emblemático y conocido de la familia de las fagáceas. Se caracteriza por poseer una densa y apreciada copa de forma redondeada o levemente irregular, y, a su vez, produce una excelente sombra, por lo que es plantado como árbol de sombra en multitud de calles y avenidas de Europa. Igualmente, se encuentra silvestremente en zonas del mediterráneo donde, desde tiempos inmemoriales, se ha empleado de muchísimas formas.

Detalles del quercus faginea

Es un árbol de tipo caducifolio con algunas hojas marcescentes; por lo que, a pesar de haber marchitado en tiempos de frío, estas no se caen hasta la primavera al ser empujadas por los nuevos brotes. En general, posee un tronco recto de unos 20 metros, que puede ser muy ancho en función de la edad del ejemplar, con una corteza que suele ser castaña y gruesa que, a su vez, se agrieta a medida que el árbol envejece. Presenta dos subespecies descritas que se diferencian por poseer características de follaje diferente:

La subespecie Quercus faginea faginea posee hojas pequeñas, presentando un tamaño de entre 3 a 6 centímetros de largo por 1,5 a 4 de ancho. Tienen borde aserrado y presentan pocas vellosidades por el envés. Mientras que la subespecie Quercus faginea broteroi tiene unas hojas mucho más grandes con una longitud de entre 5 a 15 centímetros y un ancho de 3 a 9 centímetros. Contrario a la otra subespecie, esta última presenta el envés completamente lleno de pelusilla. En ambas subespecies las hojas son de color verde intenso, más brillante por el haz y algo opacas por envés.

En los tiempos de primavera produce inflorescencias. Las masculinas nacen en largos amentos fibrosos de color ocre y que tienen gran cantidad de flores del mismo color o algo más claras, las femeninas suelen producirse en pequeños grupos o en pares y, tras ser polinizadas, producen los frutos (las bellotas) que al principio son verde claro y luego al madurar se vuelven pardas. Cabe destacar que, sus frutos son una fuente indispensable de alimento de otoño o invierno para animales como aves, ardillas o jabalíes.

Sobre su ecología

Cada subespecie tiende a formar comunidades forestales diferentes, presentando a su vez características distintas. La subespecie Quercus faginea faginea a veces forma rodales achaparrados, o bosques puros en asociación con arces y encinas. Esta subespecie soporta mejor las condiciones de sequía y las nevadas invernales, se adapta mejor a multitud de climas silvestres y crece en altitudes comprendidas entre los 500 y 1500 metros en suelos calcáreos. Por otro lado, la subespecie Quercus faginea broteroi suele formar bosques pequeños, arboledas y se mezcla con otros robles de su género. Le gustan los suelos ácidos y es más exigente en humedad y sol, no tolerando mucho el frío. Crece a su vez en altitudes hasta los 900 metros.

Ambas subespecies se propagan mediante las semillas encontradas en las bellotas, y germinan con rapidez, presentando un crecimiento variable. También se le ve haciendo rebrotes de cepa, especialmente de la subespecie faginea. Cualquiera que sea el caso, ambas se conocen por ser arboles longevos que pueden sobrepasar varios siglos de edad.

Situación geológica del roble carrasqueño

Situación geológica del roble carrasqueño

Situación geológica del roble carrasqueño

 

Es endémico de la Península Ibérica y de algunas zonas del norte de África. Por lo general, las subespecies pueden encontrarse juntas en mismas zonas, prefiriendo sustratos y altitudes diferentes. En España, es posible verlos en todo el territorio, especialmente en el sur y el nororiente; también abunda en sierras montañosas.

Datos curiosos del roble carrasqueño

Se cultiva como ornamental y como árbol de sombra, pero su principal uso radica en el uso de sus bellotas, que resultan amargas para el hombre. Estas bellotas constituyen un alimento muy bueno para el cebado de cerdos usados en la elaboración del conocido jamón ibérico, ya que les otorga un peculiar sabor.

Ya para culminar, hay que decir que su madera es dura y altamente apreciada en construcciones y en carpinterías. Antiguamente, se hacían las vigas de las casas con sus troncos, y, hoy en día, escasea un poco los ejemplares de tronco grueso y de gran tamaño, por el sobre uso que sufrió la especie en décadas pasadas.

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